El señor es parte de herencia.--Dios es mi parte de herencia; le escogí como mi unico Señor y me regocijaré en él por toda la eternidad.
2 Guardame, oh Dios, pues me refugio en ti. Yo le he dicho: «Tú eres mi Señor,
no hay dicha para mí fuera de ti. 5 El Señor es la herencia que me toca y mi buena suerte: ¡Guardame mi parte! 7 Yo bendigo al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye mi conciencia. 8 Ante mí tengo siempre al Señor, porque está a mí derecha, jamás vacilaré. 9 Por eso está alegre mi corazón, mis sentidos rebosan de júbilo y aún mi carne descansa segura: 10 pues tú no darás mi alma a la muerte, ni dejarás
que se pudra tú amigo. 11 Me enseñaras la senda de la vida, gozos y plenitud en tu presencia, delicias para siempre a tu derecha.»
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