El señor de los ejercitos me lo ha echo saber y yo lo sé. Entonces tu me has echo ver susu acciones.
Y yo erqa como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra míb sus maquinaciones: "¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquemosle de la tierra de los vivientes,
y que nadie se acuerde mas de su nombre!".
Señor de los ejercitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa.!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario