Eclesiástico 48, 1-4. 9-11
1hasta que vino un profeta como un
fuego,
fuego,
cuya palabra era como un horno ardiente.
2Él les quito la provisión de pan
y en su celo los redujo a un pequeño
numero.
3Por oden de Dios hizo que no lloviera,
y tres veces hizo que cayera fuego.
4¡Qué terrible eras, Elías!
¡No hay nadie tan glorioso como tú!
9Fuiste arrebatado al cielo en un
torbellino,
entre tropeles de fuego.
10Está escrito que Dios te tiene reservado
para el tiempo
en que vuelvas para calmar la ira de Dios,
antes de que venga el día del Señor,
para hacer que padres e hijos se
reconcilien,
y para restablecer las tribus de Israel.
11¡Dichoso el que te vea antes de morir,
y más dichoso tú que vives todavía!
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