II Corintios 4: 6-11. 16.17
Anunciadores de Jesucristo
6Porque el mismo Dios que mandó que la luz brorara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios que brilla en la cara de Jesucristo.
6Porque el mismo Dios que mandó que la luz brorara de la oscuridad, es el que ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que podamos iluminar a otros, dándoles a conocer la gloria de Dios que brilla en la cara de Jesucristo.
Confianza en medio de los sufrimientos
7Pero esta riqueza
la tenemos en nuestro cuerpo, que es como una olla de barro, para mostrar que
ese poder viene de Dios y no de nosotros. 8Así, aunque llenos de problemas, no
estamos sin salida; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos. 9Nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero no nos destruyen. 10Donde quiera que vamos llevamos siempre en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que tambien su vida se muestre en nosotros. 11Pues nosotros, mientras vivimos, nos vemos expuestos a la muerte cpor causa de Jesús, para que también su vida se muestre en nuestro cuerpo mortal.
16por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro nos vamos renovando día a día. 17Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto, pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante.
16por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro nos vamos renovando día a día. 17Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto, pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante.
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