C:12, 14-16, 23-25
12Por su parte, la reina Ester se refugió en el Señor, presa de mortal angustia. 14Y suplicó al Señor, Dios de Israel, diciendo: <<Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mí socorro, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, 15Y mi vida está en peligro. 16Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel de entre todos los pueblos, y a nuestros padres de entre todos sus mayores para ser herencia tuya para siempre cumpliendo en su favor cuando dijiste. 23Acuerdate, Señor, y date a conocer en el día de nuestra aflicción; y dame a mí valor, rey de los dioses y Señor de toda autoridad. 24Pon en mis labios palabras armoniosas cuando esté en presencia del león; vuelve el odio de su corazón contra él que nos combate para ruina suya y de los que piensan como él. 25Libranos con tus manos y acude en mi socorro, que estoy sola, y nadie tengo, sino a ti, Señor
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