Cuarto salmo
Salmo 30:2, 4-6. 11-13
2 Señor, yo te alabo
porque tú me libertaste,
porque no has permitido
porque tú me libertaste,
porque no has permitido
que mis enemigos se burlen de mí.
4 tú, Señor, me salvaste de la
muerte,
me diste vida, me libraste de morir.
5 Ustedes, fieles del Señor, ¡cántenle
himnos!,
¡alaben su santo nombre!
6 Porque su enojo dura un momento,
pero su buena voluntad, toda la vida.
Si lloramos por la noche,
por la mañana tendremos alegría.
11 Señor, óyeme y ten compasión de
mí;
Señor, ¡ayúdame!
12 Haz cambiado en danzas mis
lamentos;
me has quitado el luto
y me has vestido de fiesta
13 por eso, Señor y Dios,
no puedo quedarme en silencio:
¡te cantaré himnos de alabanza
y siempre te daré gracias!
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