Hebreos 12, 1-11
1Por eso, nosotros teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante. 2Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soporto la cruz, sin hacer caso de lo vergonzozo de esa muerte, porque sabiá que despues del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sento a la derecha del trono de Dios.
3Por lo tanto, mediten en el ejemplo de Jesús que sufrió tanta contradicción de parte de los pecadores; por eso, no descansen ni se desanimen. 4Pues ustedes aún no han tenido que llegar hasta la muerte en su lucha contra el pecado, 5y han olvidado ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice en la escritura;
"No desprecies hijo mio,
la corrección del Señor,
ni te desanimes cuando te reprenda.
6Porque el Señor corrige a quien él ama,
y castiga aquel a quién recibe como hijo.
7Ustedes estám sifriendo para su correccíon: Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija? 8Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, entonces ustedes no son hijos legítimos. 9Además, cuando eramos niños, nuestros padres nos corregían, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor corazón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida.? 10Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo más conveniente les parecía; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él. 11Ciertamente, ningún castigo era agradable al momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la leccíón el resultado es una vida de paz y rectitud.
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