1Delante de Dios y de Cristo Jesús, que vendrá glorioso como Rey a juzgar a los vivos y a los muertos, te encargo mucho 2que prediques el mensaje, y que insistas cuando sea oportuno y aun cuando no lo sea. Convence, reprende y anima, enseñando con toda paciencia. 3Porque va a llegar el tiempo en que la gente no soportara la sana enseñanza; más bien según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que solo les enseñen lo que ellos quieran oir. 4Darán la espalda a la verdad y harán caso a toda clase de cuentos. 5Pero tú conserva siempre el buen juicio, soporta los sufrimientos, dedícate a anunciar el evangelio, cumple bien con tu trabajo.
6Ya yo estoy para ser ofrecido en sacrificio; ya se acercas la hora de mi muerte. 7He peleado la buena batalla, he llegado al termino de la carrera, me he mantenido fiel. 8Ahora me espera la corona merecida que el Señor, el juez justo, me dará en aquel día. Y no me la dará solamente a mí, sino también a todos los que con amor esperan su venida gloriosa.
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