II Corintios 5, 14-20
El mensaje de la paz con Dios
14El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros desde que comprendimos que uno murio por todos y que, por consiguiente, todos han muerto. 15Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismo, sino para él, que murió y resucitó por ellos.
16Por eso, nosotros ya no pensamos de nadie según los criterios de este mundo; y aunque antes pensábamos de Cristo según tales criterios, ahora ya no pensamos así de él. 17Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 18Todo esto es la obra de Dios, quién por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación. 19Es decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliado consigo mismo al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje. 20Así que somo embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues, en el nombre de Cristo les rogamos que acepten el reconciliarse con Dios.
14El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros desde que comprendimos que uno murio por todos y que, por consiguiente, todos han muerto. 15Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismo, sino para él, que murió y resucitó por ellos.
16Por eso, nosotros ya no pensamos de nadie según los criterios de este mundo; y aunque antes pensábamos de Cristo según tales criterios, ahora ya no pensamos así de él. 17Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 18Todo esto es la obra de Dios, quién por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación. 19Es decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliado consigo mismo al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje. 20Así que somo embajadores de Cristo, lo cual es como si Dios mismo les rogara a ustedes por medio de nosotros. Así pues, en el nombre de Cristo les rogamos que acepten el reconciliarse con Dios.
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